miércoles, 5 de octubre de 2011

Toda una lección

El último día que estuvimos en el Holy Family, Jorge nos reunió en una clase y tras recibir a la directora nos tenía preparada toda una lección, una última lección de generosidad y humildad.
Y es que llévabamos las últimas dos semanas oyendo los mismos comentarios de los alumnos día tras día: "Este colegio es el paraíso". Así que Jorge decidió reunirles y hablarles de por qué él piensa  que nuestro colegio también es el paraiso, de por qué es más importante valores que nosotros tenemos a una buena cafetería o a unas buenas instalaciones. Les habló de la importancia de la interacción entre los alumnos y los profesores, de nuestras celebraciones, de nuestras implicaciones sociales ayundando a países que lo necesitan más que nosotros y de todos esos valores escolapios que nos identifican pero que a menudo olvidamos por la cercanía y la rutina.
Por suerte tenemos recogido el momento en video, así que os pido no os lo perdáis, porque de todas las cosas que hemos aprendido en esta aventura, que han sido muchas, ésta sea quizás la más importante, porque en medio de una realidad "casi idílica", con todas sus comillas, nos hace volver la mirada a la nuestra, y recordarnos los afortunados que somos por tener y formar parte de nuestro colegio. Y os aseguro que todo esto dicho por alguien ajeno al cole y a 7.000 km de casa nos llegó directo al corazón a todos los que estábamos presentes, alumnos y profesores

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Gracias, Jorge, por hacernos recordar todo lo bueno que tenemos y que tan fácilemente olvidamos.

Os dejo la ruta:


By Marian Piniella


martes, 4 de octubre de 2011

Un sueño hecho realidad, por Natalia Macho

El camino desde el aeropuerto de Minnesota hasta el punto de encuentro con las familias en el autobús de los Simpson fue una locura. Tras un larguísimo viaje que se nos hizo eterno, todos estábamos histéricos porque en tan solo unos minutos estaríamos frente a nuestras familias americanas y todo cambiaría por completo. Se oían pequeñas frases en inglés que la gente iba preparando para el primer contacto, dudas de: ¿cómo se decía esto? ¿Cómo se decía lo otro?

Cuando el autobús se detuvo delante de nuestras familias, mi corazón se aceleró muchísimo. Sabía que la mía estaba fuera del autobús esperándome y nuestro encuentro ya tenía los segundos contados. Estaba muy nerviosa, no sabía cómo reaccionar: dándoles un abrazo, dos besos (cosa que para nosotros es habitual pero que ellos no lo hacen nunca), estrechando la mano o saludando simplemente; lo que podía decir en nuestro primer contacto, si tendría un nivel de inglés suficiente como para mantener conversaciones con ellos, etc.
Para colmo, Jorge me dijo que yo era la primera que tenía que salir del autobús para conocer a mi familia. Puedo decir que me había imaginado ese momento de muchas maneras diferentes y fue increíblemente mejor que cualquier expectativa previa que hubiera podido tener. Salí del autobús y pude ver delante de mí a Sarah (mi hermana) y Shelly (mi madre) que se lanzaron hacia mí y me dieron un gran abrazo que me dejó sin palabras. Me emocioné tanto en ese momento que los ojos se me llenaron de lágrimas y empecé a llorar mientras las abrazaba. No podía creerlo. Estaba allí, a miles de kilómetros de mi casa, en el lugar que tanto había esperado conocer y delante de dos personas a las que no conocía de nada pero me estaban abriendo sus brazos como si fuese una amiga de toda la vida. De repente, empecé a oír algo detrás de mí. Me giré y pude ver que venía del autobús amarillo. Eran todos mis compañeros y los profesores aplaudiéndome emocionados también por mi encuentro. Mi madre y mi hermana empezaron a hablar conmigo amablemente y sentí que todo sería perfecto durante esas dos semanas. 
Si os ha parecido bonito este encuentro, puedo aseguraros que cada uno de los días que estuve allí fueron iguales o mejores. Es difícil resumir todas las experiencias que he vivido durante esas dos semanas en este blog, porque han sido a cada cual más maravillosa. Este viaje nos ha permitido conocer lugares de ensueño, mejorar nuestro inglés, y hacer cosas que nunca hubiéramos imaginado.
Estoy muy agradecida porque siento que ahora tengo otra familia en Minnesota, donde tengo dos hermanas y un hermano (que nunca he tenido) y otros padres. Me hicieron sentir que yo era una más de su familia desde que llegué allí y en todo momento se preocuparon por cómo estaba, si necesitaba algo, qué quería hacer o ver para aprovechar al máximo los días (y lo lograron). También quiero dar las gracias a todos los que han hecho posible este viaje: en primer lugar a Jorge por haberse acordado de los Escolapios para este proyecto, a nuestros profesores Marian, Yolanda y Fernando por responsabilizarse de 20 alumnos en un país extranjero, a los profesores de Holy Family por haber programado clases especiales para nosotros, a todas las familias que se ofrecieron para acogernos, a los cocineros del cole (que pensábamos que íbamos a morir de hambre más de uno y fue estupendo todo jaja), a mis compañeros que se lo merecen por su esfuerzo en sacar buenas notas durante todo el curso y a mis “papis” por apoyarme, animarme y aconsejarme en todo momento para que el viaje fuera perfecto.



Ha sido la mejor experiencia que he vivido en mi vida y ha sido posible gracias a todos ellos. Nunca olvidaré el mes de Septiembre de 2011.
¡GRACIAS DE TODO CORAZÓN, OS QUIERO!